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Feria de semillas en Catamarca: La vida en el centro

20 SEPTIEMBRE, 2023

Por Huerquen

Se celebró la 21° Feria de semillas nativas y criollas en la localidad de Medanitos, Catamarca. Un espacio para el intercambio de semillas pero también para el reconocimiento de los saberes y experiencias de las comunidades campesinas e indígenas frente a los proyectos extractivistas.

Por Camila Parodi para Huerquen

El pasado sábado 9 de septiembre se realizó la histórica Feria de Semillas Nativas y Criollas que se celebra todos los años en el Bolsón de Fiambalá, ubicado en el oeste de la provincia de Catamarca. Esta vez, la cita fue en el predio del Festival del Agricultor, en la localidad de Medanitos. La feria encontró a campesinos y campesinas, organizaciones sociales y activistas socioambientales provenientes de los pueblos aledaños a Medanitos pero, también, desde otros puntos más lejanos como la ciudad de Catamarca, Andalgalá, Belén, Ancasti, La Paz, Capayán así como de otras provincias como Córdoba, La Rioja y Santiago del Estero.

Durante septiembre, coincidiendo con el comienzo de una nueva época de siembra, productoras y productores se encuentran para intercambiar sus semillas así como todas las elaboraciones derivadas de su producción. Esta práctica se repite, de diversas maneras, a lo largo y ancho del continente. A través del intercambio, las familias campesinas no sólo logran acceder a nuevas variedades y especies sino que también reproducen las semillas libres -ancestrales, nativas y criollas- que se resisten a ser patentadas. Allí, también, se intercambian los saberes y las experiencias a partir de las cuales se construyen vínculos y afectos. Alternativas comunitarias y cooperativas que ponen en evidencia la existencia de formas y lógicas que son capaces de enfrentar a la actual crisis climática, política, económica y social.

Con el frío de la primera mañana, las más de 90 mesas se iban ordenando a disposición de la sombra. Mientras los y las productoras calentaban sus manos con mate o café caliente seleccionaban, cuidadosamente, las producciones que representarían el trabajo de todos los días. En el centro de las mesas, ordenadas en bandejas, canastos y manteles, estaban las semillas. Las protagonistas de la feria que propician el encuentro desde hace más de 20 años en la zona.

Recuerda Don Máximo, quien impulsó junto a sus vecinos y vecinas la realización de la primera feria de semillas allá hacia principios del año 2000 que, la feria comenzó por la necesidad de incorporar nuevas producciones y compartir sus frutos. “En sus inicios era más sencilla, éramos muchos menos” recuerda. Hoy, tras 20 años de ferias, Máximo se enorgullece con su devenir y sonríe cómplice: “A pesar de que esté viejo tenía que venir a ver cómo sigue creciendo la semilla que plantamos”.

La feria de semillas lleva larga data en Catamarca. Explican desde la Asociación Civil BePe, una de las organizaciones que acompaña esta iniciativa, que ya desde el año 1987, campesinas y campesinos del Bolsón de Fiambalá, se organizaban en grupos comunitarios: “Realizaban intercambios con comunidades de Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja y desarrollaron importantes experiencias de comercio alternativo, cooperativas de consumo, ropero y botiquín comunitario, siembra de hortalizas para autoconsumo, molino harinero, cría de gallinas y banco de herramientas comunitarias”. En 1999, BePe, comienza a realizar un trabajo territorial en la zona para recuperar las semillas nativas y criollas junto a ellos.

“El proceso de rescate de variedades promovió el intercambio entre las familias campesinas en espacio de ferias” explican desde BePe. Es así que comenzó la primera feria de semillas durante el año 2000 realizándose, primeramente, en el departamento Belén. Sin embargo, desde el 2002 la feria se realiza de forma ininterrumpida en la región del Bolsón de Fiambalá para fortalecer el trabajo de conservación de las semillas que venían realizando. Allí, las familias campesinas se agruparon en la Asociación de Campesinos del Abaucán (ACAMPA) y se organizaron para garantizar la distribución y multiplicación de semillas que eran producidas de manera agroecológica.

La conservación y multiplicación de las semillas en manos campesinas ha permitido la continuidad de la vida frente a las políticas extractivistas del agronegocio, el mercado de la patentización de las semillas y el monocultivo. También, recientemente, ha posibilitado la reglamentación (aún incompleta) de la Ley de Agricultura Familiar, fruto de la organización de movimientos campesinos que exigieron su reconocimiento. Sin embargo, las ferias de semillas así como la lucha de los diferentes colectivos que las defienden, exceden los reconocimientos y las instituciones: las semillas nativas y criollas construyen genealogía de las resistencias y se multiplican para evidenciar que ese otro mundo es posible.

Sembrar vida frente a los proyectos de muerte

La realización y sostenimiento de la feria de semillas en el Bolsón de Fiambalá en el actual contexto no es poca cosa. Las organizaciones sociales y campesinas impulsan la defensa de las semillas, del agua y de la vida frente a un modelo extractivista. En Fiambalá, este modelo se evidencia a través de la instalación de los megaproyectos de explotación de litio.

Estos proyectos sólo pueden sostenerse gracias a la complicidad estatal que habilita el despliegue de múltiples mecanismos para el beneficio de las empresas trasnacionales en detrimento de la vida de los territorios y pueblos. En este caso Roxana Paulón, intendenta de Fiambalá, es denunciada por las organizaciones y colectivos socioambientales por no convocar a las instancias participativas necesarias ni realizar los seguimientos o evaluaciones socioambientales que se requieren para instalación de este tipo de proyectos.

En la actualidad hay dos proyectos de minería del litio en la zona. Por un lado, se encuentra el Proyecto “Tres Quebradas” que fue realizado inicialmente por la empresa Liex S.A. (subsidiaria de Neo Lithium, de origen canadiense) en el año 2017. En la actualidad se encuentra gestionado por la empresa china Liex Zijin desde 2021 y la población advierte los cambios radicales. A su vez, recientemente, comenzó el Proyecto “Fiambalá Norte” para la explotación de litio entre las empresas YPF y CAMYEN (Catamarca Minera y Energética Sociedad del Estado). Si bien éste se encuentra en una etapa de exploración el camino ya está marcado para que Fiambalá se constituya como una zona de sacrificio para la minería del litio.

El megaproyecto “Tres Quebradas” ya cuenta con once propiedades mineras distribuidas en al menos 30.000 hectáreas y se propone, inicialmente, la extracción de 20.000 toneladas de carbonato de litio por año. En lo que corresponde al proyecto “Fiambalá Norte” se ha destinado una superficie de 20 mil hectáreas ubicadas en la frontera con Chile. Estos proyectos se presentan a la comunidad en nombre del progreso y del desarrollo, aparecen como las únicas oportunidades de supervivencia e ignoran las formas de vida que conservan los pueblos de manera ancestral en la zona.

Durante la feria, la intendenta de Fiambalá, realizó una visita tan fugaz como violenta. Paulón, en plena campaña electoral, publicó fotos paseando por el evento sin siquiera detenerse a leer uno de los principales ejes de la convocatoria: “Agua para los pueblos, no para las mineras”. Como analizó el investigador Horacio Machado Aráoz: “Sacar fotos es una forma –también- de saqueo. Forma parte de las más extendidas y usuales prácticas de la política extractivista. No fue a aportar nada, y ni siquiera con la más mínima intención y actitud de escucha y receptividad”.

Mientras avanzan los proyectos extractivistas a espaldas de los pueblos, la clase política intenta capitalizar sus procesos comunitarios para la carrera electoral. Lo acontecido en la feria es tan sólo un ejemplo del cotidiano que atraviesa la población de Fiambalá desde la instalación de los proyectos, allí los lazos sociales son resquebrajados permanentemente por el accionar de las empresas y los gobiernos.

Beatriz Perea es integrante de la Asamblea Socioambiental “Fiambalá Despierta”. Para ella, la feria de semillas y su participación masiva demuestra que los pueblos no quieren proyectos de muerte, por el contrario defienden las semillas y cuidan la vida: “Con este tipo de actividad le demostramos a los funcionarios que estamos todos juntos para defender el agua”, expresó sobre la visita de la intendenta.

“Somos pueblos que hemos vivido siempre de la agricultura y la ganadería, por eso mientras tengamos agua vamos a poder producir, cosechar y cuidar a nuestros animales para vivir como siempre en paz y de lo que producimos nosotros” reflexionó la activista sobre los proyectos, mal llamados, de “desarrollo”. Con la llegada de la minería de litio, explica Perea, “nos quieren cerrar las puertas para decirnos que ese es el único modo de subsistencia pero nosotros decimos que no, nosotros ya conocemos cuál es la manera de sobrevivir: con agua”.

Somos semillas

Frente a los múltiples intentos por romper los lazos sociales y dividir a los pueblos, la feria de semillas volvió a vencer. Cientos de personas celebraron con ternura el encuentro. “Renovar ese vínculo y poder seguir encontrándonos aún con todas las dificultades económicas, con todas las situaciones que nos atraviesan política y emocionalmente es muy importante” recordó Claudia Martinez, integrante de BePe.

Para la activista, el encuentro cumplió con su objetivo de conformarse como “espacio de reafirmación de la vida y de las opciones que toman los productores, las productoras y quienes acompañamos para poner en el centro a la semilla, la vida” agregó Martinez. Desde su experiencia, sostiene que “las iniciativas de los productores van creciendo todos los años y continúa emocionando ese momento de reencuentro donde dos productoras se vuelven a abrazar y se cuentan sus procesos, eso también es aprendizaje y muestra la forma en que producen”.

A pesar de los proyectos extractivistas, para Martinez “las ferias siguen siendo un espacio potente, de una enorme fortaleza, de una enorme capacidad de reproducción de la vida para quienes participamos y militamos en la defensa de la vida”. En ese marco, explicó que, “este espacio demuestra la profunda transformación y reafirmación política donde la vida recobra su lugar y su centralidad”. Reproducir, conservar e intercambiar semillas como actos colectivos y revolucionarios para la defensa de la vida.

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Feria de semillas de Catamarca: rituales para posponer el fin del mundo

septiembre 13, 2023

Por Agencia Tierra Viva

Fiambalá fue epicentro de un nuevo intercambio de semillas, alimentos y saberes. Allí se dio cita la diversidad conviviente de los territorios cultivados por familias campesinas y pueblos indígenas. Se reafirmó, una vez más, cuál es el modo de vida y proyecto de futuro que priorizan los pueblos arraigados. El cuidado del agua, la defensa de las culturas y el trabajo comunitario.

Por Horacio Machado Aráoz*

Desde Catamarca

La Feria de Semillas de Fiambalá, como coloquialmente se conoce al espacio de “intercambio de semillas, productos, artesanías, plantas, animales, experiencias y saberes”, cumplió su vigésimo primer encuentro. Se trata del espacio que organiza la Asociación Campesina del Abaucán (Acampa) para esta época del año. Por su magnitud, continuidad y trayectoria (más de dos décadas), es “la feria de semillas” en Catamarca.

Se trata de un espacio de familias agricultoras y criadoras, congregadas en torno a las experiencias arraigadas en la cuenca del río Abaucán, pero que, como ya es una sana costumbre, desde hace más de veinte años, viene siendo un motivo de encuentro para convocar también a sujetos agro-culturales de diversas localidades y territorios.

Esta vez, realizada el 9 de septiembre, además de las familias de las localidades de la Herradura (Medanitos, Tatón, Chuquisaca, Saujil, Palo Blanco, Antinaco), de Fiambalá, Tinogasta y Copacabana, todas regadas por las aguas del Abaucán, el encuentro estuvo animado por familias criadas por otras cuencas: vinieron agro-cultora/es del Norte de Belén, de Pozo de Piedra, de Anquincila y Ancasti, de la quebrada baja del Ambato, de Santa María, del (mal) llamado “valle central” (Capital y Valle Viejo), de Santiago del Estero, y hasta de Traslasierra (Córdoba), y de Chaco.

Para los viejos participantes (como las comunidades santiagueñas, la Unión de Pueblos de la Nación Diaguita santamariana) como para los recientes y/o eventuales, todos sabemos que la “feria de semillas” es así, sencillamente, de semillas nativas y criollas; es decir, las verdaderas y auténticas semillas; no hay otras.

Los organismos genéticamente modificados por empresas con fines de lucro, que intervienen y alteran la sabiduría y la potencia genética de entidades vegetales en estado germinal, no son propiamente semillas.

Aunque en apariencia y a simple vista sea imposible distinguir unas de otras, son entidades radicalmente distintas, incluso opuestas. En un caso tenemos entidades bioculturales; en el otro, se trata de un Artefacto-Germinal-Extractivista (AGE), algo creado, no para producir alimentos para seres vivos, sino para alimentar cuentas bancarias de “sociedades anónimas” (es decir sociedades políticamente constituidas para “ocultar su nombre”; para “no dar la cara”; lo que, en última instancia, quiere decir eludir todo tipo de responsabilidad ética y política frente a los efectos y consecuencias de sus actos).

Foto: Julio Carrizo

Los modos de concepción y de producción, los usos y los fines para los que unas y otros fueron diseñadas son radicalmente distintos. Por tanto, los mundos que surgen y que se crean a partir de un tipo y modo de producción de semillas y de AGE, son no sólo distintos sino antagónicos. En última instancia, su co-existencia es imposible. Los mundos de vida que brotan de las semillas nativas y criollas se ven constante y continuamente amenazadas de extinción por los efectos sistémicos y las tendencias inconteniblemente expansionistas del mundo de los AGE. Como la sed de ganancias, su ambición es literalmente infinita; no reconoce ningún límite (ni físico, ni moral, ni ético, ni ecológico, ni político).

Los AGE son creados en entornos abstractos: los laboratorios. Lo que gusta en llamarse “biotecnología” no tienen nada que ver con el cultivo de la vida, sino con todo lo contrario. Allí, los flujos vitales, la propia dinámica de los procesos vivos y de las relaciones de convivencia entre organismos y ambiente deben ser completamente interrumpidos, cortados de cuajo, para ser sometidos al control de técnicas, herramientas y razonamientos puramente instrumentales, a fin de ser desviados al objetivo supremo: obtener la máxima rentabilidad.

Las semillas nativas, criollas, en cambio, como su propio nombre lo indica, son entidades nacidas y criadas en la maraña de relaciones (hidrológicas, mineralógicas, microbiológicas, atmosféricas, bioeconómicas, cosmosemióticas y biopolíticas) ancestralmente, geológicamente construidas en esos territorios concretos y específicos; sus propios territorios apropiados.

“Apropiados” (siempre en plural) no quiere decir “privatizado”, sino adecuados y adaptados como espacios aptos para la habitabilidad y la prosperidad de la vida-en-común transgeneracional y multiespecies.

Las semillas han sido nacidas y criadas allí. Su vivir es toda una historia de vida; una larga y compleja obra de co-creación de entornos de vida. Su aptitud vital es intrínsecamente dependiente de la trama colaborativa que ha sido urdida con otras especies (humanas y no humanas) que han querido vivir allí. Seres minerales, microbianos, vegetales y animales han con-fluido en un mismo espacio y —para subsistir— se han visto confrontadas al desafío de construir modos de co-existencia, de con-vivencia.

Esas semillas han debido lidiar con la amplitud térmica, los zondas, las lluvias escasas y las aguas profundas; con la hidrogeología compleja de lagunas, salares, aguas fósiles; con la comunidad arbustiva criada en torno a algarrobales, fuentes generosas de energía compartidas con el mundo animal, luego finalmente sintetizados y sedimentados en la fisiología particularísima, única de sus suelos.

Vigésima primera feria de semillas nativas y criollas del Abaucán. Semillas de futuro; rituales para “adiar o fim do mundo”.
Foto: Julio Carrizo

Semillas, historias de vidas y territorios

La capacidad productiva de la población humana que ha criado allí sus vidas por largas cadenas de generaciones, ha jugado también un rol fundamental, pero no exclusivo, ni mucho menos excluyente. Al contrario, esas capacidades creativas, semióticas, económicas y políticas, han debido primero crear un lenguaje de valoración apto para tratar y relacionarse con el resto de las entidades vivas allí co-existentes.

Como las demás especies, los humanos, para sobrevivir, han debido aprender a con-vivir: a desarrollar cada vez más sofisticadas aptitudes y destrezas para coordinar las complementariedades, sintonías y sincronías entre dinámicas hidroenergéticas que sustentan la vida de esa tierra. Al hacerlo, estos humanos, ya pobladores concretos, han hecho de esta región unterritorio: una gea-grafía propia, una tierra marcada por una escritura singular, concreta. Al fin y al cabo, una agro-cultura también nativa y criada del lugar, emergente del arte de criar su propio hábitat, su útero de vida.

Así, la historia de vida de las semillas está enredada en la historia más general del propio territorio. Las semillas son entidades bioculturales porque no son estrictamente “biológicas”, sino que son biología culturalmente informada; políticamente criada.

Las culturas no son meras ni exclusivas “construcciones humanas mentales”, son semiosis bio-geológicamente arraigadas y nutridas. Tanto las semillas deben su forma a los pueblos que las criaron, como éstos le deben también la vida a la sabiduría sobreviviente de aquellas. No es que sólo es “difícil saber dónde termina lo puramente biológico y donde empieza la parte cultural de una semilla”; es que, en el mundo de la vida, no hay tal barrera ni separación entre biología y cultura. (En el mundo del laboratorio, lo que tenemos en un acto de barbarie donde se pretende producir un modo de vida en el que la cultura se concibe sobre el sometimiento y la explotación de la biología).

Vigésima primera feria de semillas nativas y criollas del Abaucán. Semillas de futuro; rituales para “adiar o fim do mundo”.
Foto: Julio Carrizo

Feria de semillas, agro-culturas y comunalidad

La feria de semillas de las agro-culturas nacidas y criadas por las aguas maternales del río Abaucán celebra esa biosabiduría ancestral condensada y resguardada en esas entidades diminutas y propiamente sagradas. Ellas guardan la sociobiodiversidad que hizo de esa cuenca un territorio habitado; lleno de vida y de aptitud vital. Socio-biodiversidad no es sólo ni principalmente un conjunto de elementos diferentes. Se trata, sobre todo, de capacidades desarrolladas para crear coordinaciones y relacionamientos de complementariedad, reciprocidad y mutualidad entre esas entidades diferentes. La biodiversidad existente en un territorio nos habla de esas experiencias ancestrales de co-laboración transgeneracional, transespecífica y multi-especies.

Lo que las semillas nativas resguardan es una historia de comunalidad: una historia de vida-propia-en-común, en este caso, entre salares, pacarinas, algarrobales, viñas, higueras, cabras, zorritos, gallinas, maizales, alfalfales, zapallos y habas; vicia, quinoa, huertas, olivos, nogales y mucho, pero mucho trabajo humano cuidadosamente cultivado en el arte de coordinar los flujos de hidroenergéticos que enhebran esos cuerpos a un territorio propio, habitado; a una vida-en-común.

Esa historia comunal está condensada en cada semilla que se dio cita en de esta feria. La feria es, como tal, un semillero de esperanza. Es la ancestralidad comunal que se nos presenta como otro futuro posible. Es, ya, un ritual de los pueblos para “adiar o fim do mundo” (postergar el fin del mundo).Esa expresión es del gran maestro Ailton Krenac, de la agro-cultura homónima nacida de la abuela Watu, como los Krenac llaman a la cuenca del Río Dulce (Brasil). Con ella, más que a “postergar el fin del mundo” nos quiere advertir e invitar a prepararnos para lo que se presiente como inevitable: el fin definitivo, no de todos los mundos reales y posibles, sino sólo el fin del mundo que se ha erigido sobre el imperio arrogante de la superioridad y la UNI-versalidad; el fin del mundo devenido capital. Ese mundo, que se empezó a gestar desde 1492 a partir del primer y más grave acontecimiento de ecogenocidio global, es el que hoy nos está asfixiando con los propios humos de su desarrollo.

Vigésima primera feria de semillas nativas y criollas del Abaucán. Semillas de futuro; rituales para “adiar o fim do mundo”.
Foto: Julio Carrizo

Ese mundo nació de un acto de violencia radical que terminó operando lo que la historiadora ambiental Carolyn Merchant llamara “la muerte de la naturaleza”: el fin (para algunos grupos de humanos) de la concepción de la Tierra como entidad viviente y el inicio de la hegemonía de la creencia de que no es más que un mero reservorio de “recursos”.

A principios del siglo pasado, el sociólogo alemán Max Weber se refirió a ese drástico cambio como el de un proceso de “desencantamiento del mundo”. Hoy, con el escenario de la crisis climática y la acelerada degradación de las conexiones hidroenergéticas que está detonando la sexta gran extinción masiva de especies, sabemos que ese desencantamiento del mundo es el propio fin del mundo.

Frente a este escenario, ante un presente en ruinas y un futuro de colapsos, la Feria de Semillas de Fiambalá se reúne, hace ya décadas, para re-animar y re-encantar el mundo. Para seguir re-creando el futuro ancestral que resguardan en cada variedad de semillas que cultivan/cuidan todos los días y que intercambian año a año. Semillas de esperanza; rituales para “adiar o fim do mundo”.

*Colectivo de Ecología Política del Sur (IRES, CONICET-UNCA).

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Defensoras y defensores de territorios afectados por la minería comparten perspectivas de lucha y construcción articulada de Buen Vivir Comunitario


Entre los días 16 y 21 de este mes de agosto, las Comunidades de Belisario, en el departamento de Muriaé, del Estado de Minas Gerais, de Brasil, hospedaron a un grupo de más de treinta personas provenientes de territorios de Méjico, Guatemala, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil y Argentina.

El Encuentro, promovido por la Red Iglesias y Minería (RIM), estuvo organizado como parte de un proceso orientado a compartir saberes nacidos de las luchas que protagonizan las comunidades organizadas para defender sus territorios y modos de vida. A partir de esto, confrontar nuestros saberes y sentí-pensamientos con las lógicas dominantes del sistema extractivo para desenmascarar las falacias de sus discursos.

Desde Be. Pe., como organización integrante de la RIM, venimos participando de este proceso a través de Pato y Rosi, quienes conforman el equipo facilitador de este diálogo de saberes. Al mismo tiempo, invitamos a dos referentes de las luchas que se dan en territorios diaguitas que la colonización ha denominado Catamarca. Uno de ellos, José

Hernán Gutiérrez, cacique de la Comunidad de la Quebrada, en Santa María, e integrante de la Unión de Pueblos de la Nación Diaguita (UPND). En representación de la Asamblea Fiambalá Despierta y de Acampa (la Asociación de Campesinas y Campesinos del Abaucán) fue elegida la compañera Ketty Perea. Completando el grupo argentino presente en el Encuentro, participó el compañero Ángel Callupil, de Trelew, Chubut, en representación del Nodo Argentino de la RIM. 

En convivencia con la exuberante belleza natural que enmarca el Encuentro, pudimos dialogar con representantes de pueblos indígenas, comunidades afrodescendientes, quilombolas, campesinas y urbanas; nos empapamos de las múltiples realidades y de una diversidad de contextos que tienen como eje central la lucha contra la minería.

Fray Gilberto Teixeira, franciscano de la Fraternidad Santa María de los Ángeles y responsable de la parroquia de Belisário, destacó el significado de acoger el encuentro en una comunidad que se une para decir no a la minería en una región caracterizada por la preservación de la Mata Atlántica y por ser un patrimonio hídrico que abastece a los ríos de la región sureste. “Nos damos cuenta de que la minería causa violencia en todo el mundo e impone sufrimiento a muchas realidades. Estamos aquí con otras experiencias que defienden a la Madre Tierra, desde un llamado a la conversión ecológica integral, y a reforzar nuestras acciones para que el desastre minero y su proyecto de muerte no llegue a este territorio”, señaló al comienzo del Encuentro.

A lo largo del proceso de desenmascaramiento que venimos protagonizando, comprobamos que la espiritualidad es el elemento central que motiva y sostienen la lucha de las comunidades “guardianas de la Casa Común”, como se nombraban en el Encuentro.

La diversidad de la Casa Común es nuestro altar y lo que nos une es la defensa de la vida”, sostiene Nery Orlando Dias, de Poqomam, comunidad maya de la región sur del departamento de Chiquimula, en Guatemala. El intercambio de espiritualidades y conocimientos se dio desde la diversidad de resistencias y manifestaciones de fe que impulsan la defensa de la vida. “El encuentro tiene un gran significado para nuestra Abya Yala por comprender nuestras luchas pacíficas desde las espiritualidades que nos mueven como comunidades. Caminamos a la luz del proyecto de paz y justicia que nos entrega el Papa Francisco a través de la encíclica Laudato Si”, recuerda el chamán maya que viajó desde Guatemala a Brasil para unirse al grupo.

En otra instancia del compartir, Nery comentaba: “Las manifestaciones de espiritualidades de cada cosmovisión son fuente de la diversidad de luchas. Es lo que nos motiva a seguir y entendemos que nuestras espiritualidades se manifiestan en nuestras acciones. Entonces, aunque estemos en una diversidad de espiritualidades –cristianas católicas, cristianas protestantes, indígenas, negras, de comunidades tradicionales– la unidad se siente en la defensa de la vida y la resistencia desde la paz”.

En este sentido, en el marco del debate sobre la continuidad histórica que, desde 1492, tienen las luchas de nuestros pueblos, y las amenazas actuales que perciben, consideramos de particular interés las voces de mujeres y varones jóvenes que resonaron en el encuentro con claridad profética:

Una lidereza del pueblo indígena Wayúu, de la región de La Guajira, al norte de Colombia, señala las nuevas “epidemias colonizadoras” que llegan con las empresas violando las espiritualidades en los territorios de los pueblos indígenas. “La espiritualidad de nuestras abuelas, los sueños que tienen y cómo nos muestran el camino, ha sido tachada de brujería por las religiones cristianas y neopentecostales que son utilizadas por las empresas para eliminarnos. El modelo de evangelización que ha llegado a nuestros territorios de la mano de las empresas mineras es, aún hoy, irrespetuoso con nuestras culturas. La medicina tradicional está prohibida. Están prohibidos los bailes y rituales. La evangelización colonizadora nos hace perder la esencia de lo sagrado que tenemos como pueblo. Las Iglesias que devalúan nuestras culturas llegan juntas con un mensaje de desarrollo y son las que imponen una minería y economías que no son las nuestras”.

Vanessa Guajajara, indígena de Maranhão, señaló la urgente necesidad de crear espacios de escucha y diálogo con enfoque decolonial, como el Encuentro vivido en Belisario. Ella nos decía: “Participar en este espacio es como un remedio para las heridas del pasado. No es fácil estar aquí porque nos recuerdan la violencia histórica. Estos días sirvieron como un desintoxicante que nos liberó del pasado de colonización de los pueblos indígenas y nos permitió pensar en pasos juntos”.

En sintonía con estas perspectivas decoloniales, José Hernán, el cacique que representa a la UPND, analiza la condición colonial y la perversa relación entre fe y progreso que enmascaran los discursos pro-mineros:

Siempre se ha percibido un proyecto de supremacía sobre los pueblos indígenas. Hoy este proyecto surge debido a un nuevo error llamado transición energética. En el pasado este proyecto venía con la biblia que servía para saquear nuestros territorios. Hoy en día, las empresas mineras también utilizan a las Iglesias para venir a robarnos con estos proyectos mineros”.

Y aporta una clave de discernimiento para seguir andando caminos de lucha compartida:

Si quieren estar con nosotros en el camino, en nuestras luchas, y juntos proponemos otros modelos de mundo, es necesario respetar nuestras culturas, nuestros conocimientos. Nuestras espiritualidades se basan y nos guían en el sol, en los animales, en la naturaleza. No como un dominio de la Tierra, sino como una relación muy estrecha”. 

Por último, José Hernán recuerda cómo las Iglesias, durante siglos, fueron instrumentos para borrar las culturas indígenas y demonizarlas:

“Recuerdo que los ancianos contaron cómo los nombres de nuestras comunidades, que estaban en nuestro idioma kakán, fueron cambiados por nombres de santos. Hoy ya no hablamos nuestro idioma. Dicen que para bautizarnos primero teníamos que entregar nuestros objetos sagrados”. 

Desde estos debates y presupuestos de cosmovisiones ancestrales, el Encuentro nos permitió trazar un itinerario que nos permita profundizar las resistencias y multiplicar las re-existencias que se están generando en nuestra Abya Yala. Natalia Sierra, profesora socióloga de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador y una de las organizadoras del encuentro, señalaba:

“Son espacios como estos los que permiten debatir las falsas alternativas que se presentan desde una élite global, como la transición energética, crédito de carbono y otros. Frente a estas propuestas que legitiman el modelo de dominación, es necesario seguir caminando para desenmascarar discursos falaces que no responden a las aspiraciones de los pueblos”.

Y desenmascarar, entendemos, consiste en decir y hacer, en mantener con la práctica las palabras que pronunciamos, en cuidar y sostener esa fidelidad que manifiesta, en la acción, la espiritualidad que nos anima.

Entonces, desenmascarar será siempre un desafío. Como el que queremos asumir desde Be. Pe.: unir las luchas de las organizaciones y comunidades que resisten al modelo capitalista, colonial y patriarcal. Entretejer las prácticas de movilización con las de la economía social y solidaria; promover instancias de formación que abran horizontes de organización y autogestión, de reconocimiento de nuestras culturas ancestrales y de re-aprendizajes de saberes milenarios.

Para todo ello, queremos seguir el ejemplo de la respuesta política – cultural dada por los pueblos de Ecuador en el histórico plebiscito ocurrido, justamente, cuando transcurría el último día de Encuentro en Belisario. Como si fueran ecos de la misma Pacha que nos alienta y alimenta, el Movimiento Yasunidos –del pueblo plurinacional de Ecuador- ha logrado habilitar la propuesta política más novedosa, revolucionaria y a la vez esperanzadora surgida desde abajo: la propuesta de dejar el petróleo bajo Tierra en el Yasuní y preservar de la minería al territorio del Chocó Andino.

El resultado logrado en esta contienda auténticamente democrática nos ilumina, nos mueve y nos con-mueve a decir Sí a La Vida. En sintonía con las comunidades del país más pequeño de nuestra Sudamérica, nos comprometemos a favorecer la unión de las muchas y diversas fuerzas que pueblan nuestros valles y montañas. Desde nuestros territorios minados, honrando los espíritus de cerros mutilados y aguas envenenadas, manifestamos nuestra decisión de contribuir en la tarea de poner un freno a la maquinaria de destrucción y degradación montada en nombre del progreso. En esta decisión se nos va la vida.

[1] Algunos párrafos de este documento han sido tomados de la nota publicada por la Red Iglesias y Minería en https://cepastcnbb.org.br/intercambio-de-saberes-comunidades-e-organizacoes-de-fe-discutem-caminhos-para-cuidado-da-casa-comum-frente-as-violencias-da-mineracao/

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La experiencia del proyecto Territorio y Economías Autónomas puso en marcha su presentación final ante un centenar de asistentes en la capital catamarqueña

Por Gonzalo Bárcena

Durante la mañana del jueves 17 de agosto se llevó a cabo una mesa debate entre organizaciones
sociales de la Economía Social y Solidaria, funcionarios públicos y autoridades de
distintas instituciones de las provincias de Catamarca y Santiago del Estero.
Con lo que parece la llegada prematura de la primavera, la inauguración del ciclo
Territorios y Economías Autónomas: Mujeres y Organizaciones por el Buen Vivir se
proyectaba con la invitación a más de veinticinco organizaciones sociales, instituciones
públicas y privadas.
Y con unos agradables veinticinco grados, la jornada comenzó cerca de las 9:30 horas
entre caras que se reconocían entre sí, mates y productos agroecológicos, en lo que da
cuenta de los casi cuarenta años de trayectoria de Bienaventurados los Pobres
, la
organización civil que nació en Catamarca en el año 1984, acompañando a empleadas
domésticas y sectores campesinos desde la teología de la liberación.
En el marco del cierre del proyecto “Fortalecimiento de las organizaciones de la
Economía Social en las provincias de Catamarca y Santiago del Estero para la
construcción del desarrollo sostenible en la región”
al momento del comienzo, casi
cien personas decían presente para participar de lo que se proponía como un
intercambio de saberes y reflexiones sobre la Economía Popular, Social y Solidaria.
La invitación de la mesa rezaba: “Sujetxs políticxs y proyectos de la economía popular
solidaria en Catamarca y Santiago del Estero” y era impulsada por Be Pe, ATHOCA e
IDEP – ATE, con el financiamiento de la Unión Europea, para promover el incentivo de
construir algunos acuerdos de trabajo futuros.

“(…) la implementación de la “Investigación Acción Participativa (IAP) sobre Tramas
de Valor y Mercados Solidarios en las provincias de Santiago del Estero y Catamarca” que
permitió elaborar una “Caracterización y diagnóstico de base de los Emprendimientos
Productivos, Organizaciones y Redes de la Economía Social y Solidaria”, para ambas
provincias.

Esta IAP es novedosa, porque aporta datos de los que carecíamos y que resultan
esenciales para pensar y construir “tramas de agregado de valor” para una economía
popular social y solidaria desde las organizaciones y sus territorios. Pero, además y
fundamentalmente, por su metodología participativa que implicó el involucramiento de las
organizaciones destinatarias del proyecto.”
Extraído de invitación formal de BePe
¿El lugar? el Club Social 25 de agosto, ubicado en la calle Sarmiento 683 frente a la
plaza 25 de mayo y apenas a unos pasos de la catedral. Al ingresar, los asistentes se
encontraban con una gran mesa con todo lo necesario para transitar con alimentos de
la red Achalay, las más de tres horas que proyectaba la presentación
Se hicieron presentes autoridades del cuerpo ejecutivo y legislativo como Cecilia
Guerrero, presidenta de la Cámara de Diputados de la Provincia, Alfredo Marchioli,
diputado provincial, la diputada provincial Claudia Paladino y María Argerich,
diputada provincial.
También participaron funcionarios del Ministerio de Desarrollo
Social local, docentes y técnicos de la Universidad Nacional de Catamarca, del Instituto
Superior de Arte y Comunicación y del INTA, así como integrantes de la CTA y ATE,
ATHOCA, ACOPAH, Municipalidad de Valle Viejo, Manos Creativas, Cooperativa Juanito
Contreras, representantes del Banco Credicoop, entre otras instituciones públicas y
sociales.
Cerca de las 9:40 horas Sebastián Pinetta, coordinador de la mesa e integrante de Be
Pe, tomó el micrófono para dar apertura formal ante el público que ya se encontraba
dispuesto en dos largas mesas que tenían como cabecera al panel de funcionarios que
habían sido especialmente invitados.
El punto de partida estuvo acompañado por un video que se proyectó en pantalla
gigante con el saludo de Pablo Iglesias, agregado de cooperación por la Unión
Europea
, quien no pudo asistir al evento y destacó el aporte del proyecto a la Ley de
Economía Social y Solidaria, así como a los objetivos de desarrollo sostenible y la
agenda 2030.
Cerca de las diez de la mañana fue el turno de Santiago Machado Araóz, director de Be
Pe, quien destacó la presencia de los funcionarios públicos ante la convocatoria “a
escuchar” lo que las organizaciones tenían para compartir. En esa línea, expresó que
“el agregado de valor de la Economía Social y Solidaria y la agroecología no está siendo
valorado”. Lo siguió Claudia Martínez, integrante de Be Pe y coordinadora del
proyecto en Catamarca
, quien se dispuso a presentar las consideraciones generales
que arrojó el proyecto; sus problemas iniciales, el diseño de las estrategias, la
metodología de trabajo y la evaluación final. Como ejercicio, Claudia instó a que
integrantes de las organizaciones catamarqueñas y santiagueñas alzaran sus manos
para dar cuenta de su participación en la mesa.
La presentación hizo hincapié en cinco
pasos que dieron cuenta del proyecto, desde el año 2016 en el que comenzaron a
identificar las primeras problemáticas, siendo la baja institucionalidad de las
organizaciones el principal disparador.
Laura Fernández, quien coordinó el proceso en Santiago del Estero, también tomó el
micrófono, con visibles gestos de emoción, ante la atenta escucha de todo el salón
que le devolvió un fuerte aplauso en muestra de apoyo. Laura repasó características
generales del territorio, el rol de las mujeres y un amplio repaso por datos duros que
arrojó el proyecto.
Además, marcó el “avance de la frontera agropecuaria” sobre los
territorios y el impacto que eso genera en las comunidades. También ponderó el agua
como bien estratégico para los procesos productivos, a la vez que mencionó otros
ítems clave para pensar los niveles de desigualdad que enfrentan las familias:
herramientas, recursos, movilidad, infraestructura, tecnología, entre otros.
Al finalizar, Sebastián retomó el rol de distribución de la palabra, no sin antes recordar
que no habría un corte para “poder aprovechar el tiempo” y que todos podían sentirse
libres de levantarse e ir a buscar un poco de café o torta.
Quien lo siguió fue Mercedes Caracciolo, asesora del proyecto, socióloga, docente e
investigadora de la Maestría en Economía Solidaria de la Escuela de Economía y
Negocios de la UNSAM. También impulsora del concepto “trama de valor” que fuera
transversal en el desarrollo general de cada capacitación, taller y encuentro que
contempla el proceso.
Mercedes comenzó mencionando que lo que se discutió hasta
el momento “marca un rumbo claro de qué es lo que tenemos que hacer de aquí a
octubre”, en relación a lo que se pone en juego a nivel nacional con las elecciones
generales. También destacó que “en Argentina hay 22 millones de personas
trabajando, según datos del INDEC, y un 30% son informales (casi 6 millones)”
. En ese
sentido, quienes no están registrados “lo hacen de manera precaria”, aseveró. La
investigadora también hizo hincapié en relación a la pregunta “¿cómo hacemos para
agregar valor a la producción” que “aisladamente y sin el apoyo de las instituciones, es
prácticamente imposible”.
Estas preguntas y reflexiones permiten que quienes toman la palabra puedan
interpelar directamente a los funcionarios presentes.
Quien sigue es Javier Souza Casadinho, también asesor del proyecto Ingeniero
Agrónomo, Docente Universitario militante y coordinador Rapal – Maela. Parado, elige
no tomar el micrófono y convocar implícitamente al silencio de los participantes para
tomar una postura de clase pública, caminando por un pequeño pasillo entre mesas.
Todos lo escuchan con atención. Javier propone “ligar la agroecología a los ámbitos
urbanos” y entenderla “como un proceso en donde lo primero que sale es reflexionar”.
Mientras habla, se apoya conceptualmente en una presentación por pantalla gigante
que muestra algunas fotos tomadas en las provincias que están implicadas en el
proyecto. Pide “fomentar la agricultura urbana” y “no tomar la producción agregaría
como un castigo”. Para finalizar, deja una contundente frase: “tenemos que
recuperar la alegría a la hora de producir”.

Sebastián vuelve sobre la conducción del evento para dejar algunas preguntas abiertas
a quien quiera comenzar un intercambio más fluido y concreto en la reflexión: ¿cuales
creen que pueden ser aportes a la construcción de tramas de agregado de valor que
aporten al fortalecimiento del sector de la economía popular solidaria?
Allí aportan Juan José Sánchez, Cristian Torres, Ramiro Ledesma, Diego Godoy, Rosa
Bernardez y Leandro Quiroga.
También hicieron lo propio los diputados provinciales
como Alfredo Marchioli, quien planteó que “los catamarqueños gastamos cerca de
120 millones de dólares por año en la compra de frutas, verduras y carnes” y adjudicó
la solución a la valoración de los productores presentes como sujetos clave en la
reversión de ese proceso.
Claudia Paladino, destacó el “esfuerzo y trabajo de Be Pe” y pidió “dejar de considerar
a la Economía Social como una economía de descarte”, a la vez que remarcó la
importancia del reconocimiento como trabajadores formales a los productores ya que
“queremos que haya trabajo pero solo lo pensamos en la industria o el comercio”.
María Argerich subrayó la importancia de la Ley de Economía Social y Solidaria que se
diseñó en conjunto entre los distintos poderes del estado y las organizaciones
comunitarias, reconociendo que “hay un compromiso de gobierno con esta ley” y
reconoció y recordó al senador Maximiliano Brumec, quien falleció en el año 2022,
como “autor de la ley”.
Para finalizar esta etapa, Cecilia Guerrero consideró que “es fundamental haber
venido a escucharlos porque es fundamental articular los tres poderes del Estado con
las organizaciones”, valoró y pidió por el reconocimiento de las mujeres en ámbitos
urbanos y rurales “¿cómo hacemos para ayudar a las mujeres que quedan solas y
subsisten como pueden en la ruralidad?”. En ese orden de ideas, valoró la producción
rural y local, remarcando que “en las ciudades no se conoce qué podemos hacer con la
quinoa o la algarroba”, y promovió ir en la búsqueda de esos saberes ancestrales para
“formar una conciencia del asociativismo”.
Para concluir, cerca de las 12:30 horas, volvió a tomar la palabra Santiago Machado
Araóz destacando que “el lunes estábamos angustiados – en relación a los resultados
de las PASO – pero esto da esperanzas porque la solución está en ustedes
compañeros…Es el único camino posible para otro mundo posible”.

El encuentro marcó el inicio de una serie de actividades que seguirán por la tarde de
hoy a las 18:30 horas en Avenida Guemes 1121, con la inauguración de La Dorila, un
espacio cultural y de comercialización que trabajará con los productos de la economía
social y solidaria de las distintas redes productivas que componen el proyecto. Allí
habrá mateada, radio abierta, entrega de premios y una peña cultural.
Continuará este viernes a partir de las 9 horas en el Polideportivo Sur para un
“Encuentro de organizaciones, territorios y economías autónomas” en donde se dará
continuidad al intercambio, debate y reflexión en torno a todo el conocimiento
producido en el marco de la implementación del proyecto, para construir propuestas y
estrategias hacia el futuro.
Finalmente el ciclo de encuentros tuvo su cierre el día sábado desde las 9 horas con
la tradicional feria de productores en la Plaza La Alameda (Av. Virgen del Valle y Camilo
Melet) y una presentación artística a partir de las 16 horas.

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Territorios en defensa de la vida sin extractivismo

Los días 23, 24 y 25 de junio organizamos desde Bepe un taller al que llamamos: “Por una vida sin extractivismo, construyendo territorios libres y autónomos”. En nuestra sede, en la ciudad de Catamarca, diversas organizaciones compartimos los abrazos, las reflexiones, los diálogos y la puesta en juego de nuestros cuerpos, con el objetivo de encontrarnos, de compartir nuestras experiencias territoriales de lucha y de construcción de alternativas, de recrear colectivamente conocimientos y saberes que hacen a nuestras resistencias y de proyectarnos en una necesaria articulación frente a los avances cada vez más violentos del capitalismo extractivista, colonial y patriarcal.

Allí, nos unimos en un coro de voces provenientes de distintos territorios y experiencias: organizaciones campesinas, colectivos urbanos, comunidades indígenas, medios de comunicación comunitarios, asambleas socioambientales, grupos de investigación-acción y estudiantes universitarixs. 

A lo largo de casi tres días de compartires, nos propusimos reencontrarnos como organizaciones que compartimos territorios y problemáticas; analizar el contexto y la coyuntura que nos toca vivir; hacer un diagnóstico de nuestros territorios teniendo en cuenta actores, amenazas, transformaciones y estrategias de defensa, en diferentes escalas, local, regional, nacional y global; y reflexionar sobre el vínculo entre mujeres y extractivismo, teniendo en cuenta los impactos sobre sus vidas y sus cuerpos, sus formas de resistencias y las alternativas que construyen.

La música, el baile, las presentaciones creativas, las comidas compartidas y las conversaciones entrecruzadas fueron parte del encuentro, porque entendemos que son una forma más de mirarnos y reconocernos como parte de esas maneras otras de habitar y enraizarnos en nuestros territorios, desde los cuales seguimos insistiendo en construir vidas libres y autónomas que le dicen No al extractivismo en todas sus formas.

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MIRADAS DE MUJERES: CONCURSO DE FOTOGRAFÍA

Para finalizar el mes de junio, desde la Asociación Civil Be. Pe., lanzamos el primer CONCURSO DE FOTGRAFÍA “Miradas de Mujeres: transformando y haSiendo otra economía posible” destinado a todas las mujeres de la región NOA y, que tiene por objetivo visibilizar y concientizar sobre la capacidad transformadora de las acciones presentes en nuestras comunidades que, diariamente contribuyen a promover buenas prácticas de desarrollo sostenible y equidad de género a través de la Economía Social y Solidaria y del Buen Vivir. La temática a retratar tiene los siguientes ejes:

Mujeres y el territorio

Mercados solidarios y ferias

La Pachamama y nosotras

Problemas y/o conflictos en la construcción de otras economías

Prácticas del Buen Vivir

La propuesta está destinada a mujeres mayores de 18 años residentes en la región NOA (Santiago del Estero, Catamarca, Salta, Jujuy, La Rioja y Tucumán). Se podrán anotar en una de las dos categorías existentes: PROFESIONAL o AMATEUR. La participación es libre y gratuita.

Los premios para cada categoría son según el puesto de selección:

Categoría PROFESIONAL

1° puesto: $30.000.- en efectivo + $20.000.- en productos regionales de la ESS

2° puesto: $20.000.- en efectivo + $10.000.- en productos regionales de la ESS

3° puesto: $10.000.- en efectivo + $5000.- en productos regionales de la ESS

Categoría AMATEUR

1° puesto: $30.000.- en efectivo + $20.000.- en productos regionales de la ESS

2° puesto: $20.000.- en efectivo + $10.000.- en productos regionales de la ESS

3° puesto: $10.000.- en efectivo + $5000.- en productos regionales de la ESS

Se harán menciones especiales del jurado a hasta cinco (5) obras por categoría.

Todas las fotografías ganadoras y que hayan obtenido una mención serán impresas y exhibidas públicamente.

El JURADO estará compuesto por tres (3) fotógrafas profesionales de Santiago del Estero y Catamarca y dos (2) especialistas relacionados/as al tema del concurso. El jurado elegirá 1°, 2° y 3° puesto en cada una de las categorías (Profesional y Amateur) y hasta cinco (5) menciones de cada categoría. Éste tendrá la facultad, al momento del juzgamiento, de declarar a las personas que correspondan como “fuera del reglamento” que incumplan los términos especificados en el presente. Esta declaración es suficiente para que las obras sean excluidas del concurso.

El concurso pretende, además, seguir promoviendo la campaña iniciada el año pasado “haSiendo otra economía” que apunta al fortalecimiento de las organizaciones que forman parte de la Economía Social y la apropiación de un discurso unificado así como también, al reconocimiento de las/los productoras/as de su pertenencia al sector por un lado; las instituciones, organismos públicos y espacios de toma  de decisión en cuanto  a política pública para las acciones de incidencia y su visibilización; a los medios de comunicación,  tanto convencionales como comunitarios y alternativos; a las redes sociales y,  a su vez, a los potenciales públicos consumidores para el reconocimiento del valor de su participación en la ESS para la construcción colectiva del Buen Vivir.

Esta propuesta  se realiza en el marco del proyecto “Fortalecimiento de las organizaciones de la economía social en las provincias de Catamarca y Santiago del Estero para construcción del desarrollo sostenible en la región” apoyado por la Unión Europea y sostenido por la Asociación Civil Bienaventurados los pobres (BePe), el Instituto de Estudios sobre Estado y Participación de la Asociación de Trabajadores del Estado (Idep-ATE) y la Asociación de Trabajadoras del Hogar de Catamarca (Athoca) como organizaciones socias.

Las inscripciones están abiertas hasta el día 23 de julio del corriente año y podés acceder al formulario de inscripción haciendo clic aquí.

Para más información podes descargar las bases y condiciones o bien escribirnos a concursomiradademujeres@gmail.com

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Sistemas de Garantía Participativa y Producción Agroecología en el bolsón de Fiambalá

Los días 5 y 6 de mayo se llevó a cabo el “Segundo Encuentro de Sistemas de Garantía Participativa para la Producción Agroecológica” en las provincias de Santiago del Estero y Catamarca en Medanitos, Tinogasta, Catamarca.

En la primera instancia se realizó una ronda de presentación e intercambio de las

experiencias de las organizaciones invitadas para recuperar aprendizajes y conocimientos

y construir criterios para fortalecer la certificación participativa de los productos, dando lugar a las mesas de exposiciones tales como:

Experiencias de prácticas de producción agroecológica y ancestrales; Asociación Campesinos del Abaucán, Unión de Pueblos de la Nación Diaguita (Catamarca) y Mesa Zonal de Tierra de Guasayán (Santiago del Estero),

Experiencias de certificación y construcción de confianza; Red de la Economía Social y Solidaria Achalay (Catamarca) y Asociación de Familias con Identidad Huertera (Santiago del Estero), Experiencias Proyecto de Ordenanza Municipio Agroecológico; Asamblea Ancasti por la Vida y Feria El Encuentro.

Luego se realizó el taller de identificación de ideas y criterios para la construcción de un Sistema de Garantía Participativa.

Finalmente, el día sábado culminó con una feria de intercambio de productos de lxs productorxs locales del bolsón de Fiambalá y de diferentes localidades de Catamarca y Santiago del Estero.

Es necesario recordar que la primera actividad realizada fue el “Encuentro e Intercambio de Experiencias sobre la Construcción de Sistemas de Garantía Participativos” y fue llevada a cabo en junio del año 2022 en la provincia de Corrientes.

Dicho evento contó con la participación de lxs productorxs y organizaciones de la economía social y con las que venimos trabajando en el marco del proyecto “Fortalecimiento de las organizaciones de la economía social en las provincias de Catamarca y Santiago del Estero para la construcción del desarrollo sostenible en la región” apoyado por la Unión Europea y sostenido por la Asociación Civil Bienaventurados los pobres (BePe), el Instituto de Estudios sobre Estado y Participación de la Asociación de Trabajadores del Estado (Idep-ATE) y la Asociación de Trabajadoras del Hogar de Catamarca (Athoca) como organizaciones socias.

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Obreras rebeladas: derechos laborales en violeta

El 1 de mayo se conmemora el día internacional del trabajador como homenaje a los Mártires de Chicago. En 1886, esa ciudad estadounidense se vio envuelta en una campaña lanzada por obreros anarquistas en la que se exigía la jornada laboral de 8 horas y el derecho a la organización de sindicatos, que se consolidó en una manifestación realizada el 1 de mayo de ese año. Esta afrenta al capitalismo industrial del país del norte no iba a ser gratis; las movilizaciones del 1° y de los días sucesivos tuvieron como respuesta la feroz represión policial y el enjuiciamiento de varios dirigentes anarquistas acusados de asesinato por el estallido de una bomba. El juicio absolutamente irregular encontró culpables a ocho de esos militantes anarquistas, de los cuales siete fueron condenados a la horca y uno a 15 años de prisión. De los condenados dos solicitaron el perdón y se les conmutó la pena por prisión perpetua, uno se voló la cabeza en la celda y los cuatro restantes fueron ahorcados el 11 de noviembre de 1887.

Hasta acá todo el relato en masculino. Sin desmerecer la tenaz lucha de los mártires de Chicago contra la explotación de la clase obrera en el capitalismo que convirtió al 1 de mayo en una fecha de conmemoración internacional, nos interesa indagar sobre los reclamos laborales, de clase y de género de algunas mujeres negras, rojas y violetas.

Casi medio siglo antes de los hechos de Chicago, una mujer, Flora Tristán, la paria como se llamaba a sí misma, publicó “La Unión Obrera”, un programa feminista y socialista que ya en 1840 pregonaba la necesidad de la organización de la clase trabajadora y de la que llamaba la “unión universal de obreros y obreras”, es decir, que su proclama “Proletarios del mundo, uníos” llevaba implícita que la emancipación de los trabajadores debía estar unida a la emancipación de la mujer. Es por esa razón que, en su obra Peregrinaciones de una paria, denuncia la opresión sobre las mujeres a través del matrimonio al que son sometidas violentamente, sin ninguna posibilidad de decidir aunque ya no exista el consentimiento mutuo y necesario que debería sostenerlo. Su crítica a la raza masculina cuando el varón asume el lugar de burgués opresor y su análisis del rol de la mujer como proletaria del proletario son un aporte destacado para el feminismo y para el socialismo científico. Convencida de que era necesario reclamar derechos para la mujer, expresó que “todas las desgracias de este mundo provienen de ese olvido y desprecio que se ha hecho hasta ahora de los derechos naturales e imprescriptibles del ser mujer”, a la vez que incita a los obreros a que den un ejemplo al mundo reconociendo la igualdad absoluta entre la mujer y el hombre (Por qué menciono a las mujeres, 1844).

Retomando el contexto en el que un grupo de obreros anarquistas se convirtieron en los Mártires de Chicago, destacamos la militancia y la lucha de Lucy Eldine González, compañera de Albert Parsons, uno de los mártires. Conocida como Lucy Parsons y habiendo vivido el racismo más extremo en su Texas natal, se convirtió en una acérrima defensora de los “esclavos del salario”, como escribió en 1912 en “The Agitator”, refiriéndose a la ejecución de los mártires: “Nuestros camaradas no fueron asesinados por el estado porque tuvieran una conexión con la bomba sino porque estaban organizando a los esclavos del salario. La clase capitalista (…) creyó tontamente que matando a los espíritus activos del movimiento obrero del momento, iban a asustar a toda la clase obrera, manteniéndola esclava”. Cuando José Martí escribió sobre los sucesos de Chicago como corresponsal del diario La Nación de Buenos Aires, se refirió a ella de la siguiente manera: “la apasionada mestiza en cuyo corazón caen como puñales los dolores de la gente obrera (…); dicen que con tanta elocuencia, burda y llameante, no se pintó jamás el tormento de las clases abatidas; rayos los ojos, metralla las palabras, cerrados los dos puños, y luego, hablando de las penas de una madre pobre”. En un sentido similar a Flora y cruzando las opresiones de clase y de género, en 1905 Lucy expresó: “Nosotras somos las esclavas de los esclavos. Somos explotadas más crudamente que los hombres. Cuando los sueldos deben ser rebajados, la clase capitalista usa a las mujeres para reducirlos”. Su lucha incansable hasta el final de sus días contra el sistema capitalista, la explotación de la clase obrera y la opresión hacia las mujeres, llevó a que en los archivos de la policía de Chicago se la catalogara como “más peligrosa que mil manifestantes”. Y cuando Lucy murió, otra rebelde, Elizabeth Gurley Flyn, que a los dieciséis años había dado un discurso titulado “Qué hará el socialismo por las mujeres”, expresó que Lucy no vivió en el pasado sino que vivió y vivirá para el futuro y en el corazón de los trabajadores.

Entre las anarquistas que con su lucha denunciaron la situación de explotación de la mujer trabajadora a finales del siglo XIX, no podemos dejar de mencionar a Virginia Bolten que, junto con un grupo de operarias con las que trabajaba en una fábrica de azúcar, editó entre 1896 y 1897 “La voz de la mujer”, primer periódico anarco feminista que financiaba con su propio sueldo.  Bajo el lema “Ni dios, ni patrón, ni marido”, en el periódico escribía: “si vosotros (dirigiéndose a los varones) queréis ser libres, con mucha más razón nosotras; doblemente esclavas de la sociedad y del hombre, ya se acabó aquello de “Anarquía y Libertad” y las mujeres a fregar. ¡Salud!”, retomando de esta manera las reflexiones de las mujeres como proletarias de los proletarios de Flora y de esclavas de los esclavos de Lucy. Su impetuosidad discursiva le valió el apodo de la Luisa Michel argentina, en honor a la heroína de la Comuna de París, y esa vehemencia la demostró en el acto del 1 de mayo de 1890 en Rosario como primera mujer oradora en una concentración obrera. Allí, llevando una bandera en la que se leía “Fraternidad Universal”, manifestó las distintas opresiones a las que estaba sometida la clase obrera: “La libertad de trabajo es un mito por mil causas diferentes; la del pensamiento es blasfemia; la del sufragio, un engaño; la del amor, quimera; los derechos del hombre desconocidos; su dignidad ultrajada; tratados los obreros peor que esclavos, embrutecidos en nombre de Dios, degenerados en nombre de la Patria, explotados en nombre del derecho, sin hogar y sin familia, en nombre de la propiedad, en las cárceles y cuarteles y aun en defensa de esta sociedad necia”.

Escuchamos tres voces de mujeres que desde fines del siglo XIX y principios del XX nos hablan de la explotación de la clase obrera y de la doble explotación que sufren las mujeres como obreras y como mujeres. Nos referimos sólo a tres entre las muchas otras voces violetas que se han hecho escuchar y sólo tres entre las muchas silenciosas trabajadoras que sufren esas formas de opresión desde que el patriarcado nos ha impuesta una manera de estar en el mundo.

Pasado más de un siglo de la expresión de esas voces femeninas, nos preguntamos cuánto hemos avanzado en la superación de las distintas opresiones a las que somos sometidas como mujeres trabajadoras.

Retomando las reflexiones de Flora, Lucy y Virginia, respecto a las mujeres como proletarias de los proletarios, esclavas de los esclavos del salario y las doblemente esclavas de la sociedad y del hombre, destacamos que, junto con las desigualdades entre mujeres y varones en el mercado de trabajo y respondiendo a estereotipos de género que en el capitalismo patriarcal determinan una división sexual del trabajo, sobre las mujeres recaen principalmente el trabajo doméstico y las tareas de cuidado y reproducción de los miembros del hogar, que no es remunerado por considerar que no es trabajo productivo y que se lleva a cabo entre quienes tienen un vínculo personal. Se trata de la feminización de las tareas de cuidado, que implica una sobrecarga de trabajo para las mujeres que tienen un empleo, o una imposibilidad de acceder al mercado laboral para aquellas que tienen que dedicarse a esas tareas. Sin embargo, tal como lo decían nuestras obreras luchadoras, la reproducción de la vida es una precondición del trabajo productivo; es decir, las mujeres producen la fuerza de trabajo que es una mercancía fundamental del capitalismo, de ahí que el patriarcado sea su aliado estratégico. Es importante destacar que la pandemia incrementó la feminización de las tareas “del hogar”, ya que las mujeres absorbieron el aumento del tiempo dedicado a las actividades domésticas, de cuidado y de apoyo escolar que generó el contexto de aislamiento social.

Muchas obreras se han rebelado a lo largo de la historia exigiendo derechos laborales en violeta. Otras muchas no se han rebelado ni se rebelan pero se saben y se sienten oprimidas dentro y fuera de los hogares, dentro y fuera de los trabajos. Y todas estas rebeldías entrelazadas, las dichas y las no dichas, las públicas y las clandestinas, constituyen una trama que denuncia que el capital avanza sobre nuestros cuerpos, nuestros territorios y nuestros derechos conquistados porque es ahí desde donde se nutre la acumulación incesante que lo mantiene vivo. Por eso, pretende disolver los derechos conquistados, prohibiendo sindicatos, alargando las jornadas laborales, pagando salarios irrisorios, para llevar la explotación al máximo, usando brazos baratos, muchos de ellos femeninos, para dar continuidad a la estructuración colonial, patriarcal y capitalista del mundo. La fórmula sigue siendo la misma del origen, aunque estemos frente al límite de lo inaguantable e insostenible: más explotación de la naturaleza y de los seres humanos, más ganancias y beneficios para el capital. Recuperar una partecita de la historia desde abajo trayendo a los Mártires de Chicago y a algunas Mujeres Negras, Rojas y Violetas rescatadas del olvido en este 1 de mayo, es una manera de develar que en la memoria histórica no sólo está lo que se vivió en el pasado, sino lo que vivirá en el futuro.

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Litio ¿Para qué y para quién?

Fiambalá y las localidades rurales del Bolsón conforman en estos tiempos un escenario escindido por construcciones culturales antagónicas.

De un lado, la ciudad pretende sofocar definitivamente a la tranquilidad pueblerina que caracterizaba a esta Fiambalá, Casa del Viento, en voz cacana de sus antiguos habitantes. Invadida de ruidos de motores de toda clase; modificadas sus fachadas, calles, plazas y veredas; agigantadas las ofertas comerciales cada vez más diversas, no esconde la pretensión de escenario en pleno desarrollo: lugar epicéntrico del arribo del gran capital, la ansiada inversión (o ¿Invasión?) extranjera con sus artificios luminosos de progreso.

Más allá de la ciudad, sobre las rutas que van a la Herradura y al Paso de San Francisco, dos megas construcciones explican esta aludida pretensión: el parque de placas fotovoltaicas de energía solar, y la futura planta de procesamiento de carbonato de litio.

Litio, sí; el oro blanco; el recurso estratégico; el protagonista central en esta desquiciada empresa del mercado global asentado en territorio del viento ancestral.

¿Qué hay detrás del litio? ¿Qué materialidades y qué espiritualidades quedan implicadas e impactadas por la extracción del litio? ¿Habrá beneficios a partir de la explotación de Tres Quebradas? ¿Qué tipo de beneficios y para quiénes serán?… Son algunas de las preguntas que se hacen y movilizan a Bruna, Marta y Alfons, compas del Observatorio de la Deuda Global, de Barcelona, que vienen recorriendo territorios chilenos-argentinos habitados por esta fiebre del litio.

Ocurre que este mineral representa –según versión del mercado global- la condición de posibilidad para la tan mentada transición energética (dicen, para dejar de consumir hidrocarburos o energía fósil, bien necesario, además.) Pero, claro, es una transición pensada para el consumo suntuoso del Norte desarrollado, para abastecer las apetencias de la ‘electromovilidad’. En esta lógica, el auto eléctrico constituye el centro de las necesidades (¿Necesidades humanas?) a tal punto que su fabricación requiere consumir –entre otros Bienes Comunes- tanta agua dulce como para secar vegas y ríos, como ya sucede en Catamarca, con la muerte del Río Trapiche en Antofagasta de la Sierra causada por la explotación del Salar del Hombre Muerto.

Litio – explotación – muerte/ muerte de Río… resultados del progreso, de esa construcción cultural invasora.

Del otro lado, o desde abajo, mejor, las culturas nativas de estas Tierras-Pachas, resisten y generan Energías otras. En medio de la ciudad, la Asamblea Fiambalá Despierta genera conversas, espacios donde circula la palabra y se hace –la misma Asamblea- referente de información fidedigna que interpela, despierta de sueños falsos y de fantasías engañosas, invita a recuperar los Sueños Rebeldes de Vida Digna, Vida Libre…

Aquí confluimos, con Fiambalá Despierta, quienes nos movilizamos con esta energía inquieta y rebelde. Además de lxs Compas venidos de Barcelona, estuvimos compartiendo con Aimée Martínez Vega, quien habita el grupo de Ecología Política del Sur, en Catamarca; el Movimiento Ríos Vivos, en Colombia y la Red de comunidades afectadas por las instituciones financieras en varios lugares de América Latina. Desde Be. Pe., Bienaventurados los Pobres, sentimos una gratitud inmensa por esta oportunidad de participar en esta confluencia de voces que preparan la urdimbre de un Proyecto de Vida posible y necesario.

Fotos: Archivo de Be. Pe. y OGD
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AGUA QUE HAS DE BEBER, DEFIÉNDELA

“Agüita vital, sagrada

Por tu bravura han temido

Quisieron truncar tu cauce

Te doblegaste al destino

Pero aún religas lazos de vida

Siento tu asilo.”

‘Agüita de mis días’- Belén Parma

Los 22 de marzo de cada año, desde 1993, se conmemora el Día Mundial del Agua, por una disposición de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de Río de Janeiro del año 1992 para concientizar a la población sobre el cuidado de este recurso único.

Pareciera que fue ayer cuando estudiábamos en la escuela que el agua era un “recurso renovable”, algo que no podía “acabarse” nos decían lxs docentxs luego de explicarnos por qué esta afirmación era certera y, hasta incluso una sentencia.

Hoy por hoy vemos cómo ese discurso se evapora como consecuencia de la voraz religión extractivista, como el agua misma.

Escuchábamos, también, atentxs cómo mutaba de un estado a otro y cuál era su recorrido por el mundo. “El agua es imprescindible para vida” nos dijeron en más de una oportunidad, pero ¿Por qué? ¿Porque podemos beberla o bañarnos o lavar los alimentos que consumimos?

Hay una parte del ciclo que nunca se cuenta y es el retorno de eso tan importante que impacta en nuestras vidas; cómo el agua se vuelve sustento, alimento y, precisamente eso: vida.

El agua como un ser vivo, un ser divino, creador y transformador. Un derecho humano y comunitario.

Hace unos días volvimos a andar los caminos de la agricultura y de la agroecología en lo que, desde aquí o desde allá, parece un sueño imposible. Aquello que se muy alejado de esas fases indispensables del agua pero que cobra otro sentido cuando recorremos este milagro llamado “Tatón” de la mano lxs campesinxs que conforman ACAMPA.

Resulta difícil poner en palabras lo que se muestra talante en el aire como pinturas vivientes que exhalan lucha, pero para ello hablamos con Elena Reales y Abel Villagrán que nos cuentan cómo el agua es vida o, mejor aún, como la vida es agua.

¿Qué es para ustedes la agricultura?

Abel: y, bueno, yo nací y me crié acá. Siempre vivo trabajando. Crié a mi familia. Y vivo de la agricultura, trabajando la tierra. Siembro de todo, tengo viña. Vivimos de eso, pero para mí la cosa más grande es esto; uno no decide irse a otro lado porque uno ya se arraigó con esto y para mi es lo más grande que puede haber porque es un medio de vida. Por ejemplo, en este tiempo, cosechamos la uva, el durazno, el choclo, el zapallo, el tomate. Al final que, en este tiempo, estamos viviendo de eso. No tenemos otros gastos de comprar en el mercado.

Elena: desde que nací vivo aquí. Me críe, trabajé. Una vez decidí irme con mis hijos hasta Tinogasta, estuve un año y volví otra vez a mi pueblo porque me gusta mucho trabajar en la tierra. Me gusta trabajar en la agricultura, soy artesana; se trabajar con las artesanías, se hilar, se tejer. Y bueno, ahora trabajo haciendo los dulces y para mí la agricultura es una cosa muy importante porque es vida porque es el sostén de mi familia y porque me trae muchas cosas, muchas esperanzas con la venta de los productos que hago voy mejorando mi economía, tengo una buena alimentación con los productos que hago que son todos sanos, cosechados aquí, todo naturalmente lo que comemos.

Las semillas las cuidamos durante todo el año. Juntamos las semillas para tener para la feria, preparamos y, bueno, eso. Es mi vida, mi alegría mis ganas de seguir viviendo, de seguir trabajando, de seguir luchando.

Las voces resuenan con determinación y sacuden el médano que empaña la vista de lxs visitantes descorcertadxs. Hay quienes creen que lo que cubre las montañas es la solidez de ese ciclo del agua que ven disociado del aquel lugar sensacional.

Esas voces y esos cuerpos- territorios en defensa del agua, de la vida ante la vulneración de ese derecho fundamental, ante la irracionalidad de quienes nos gobiernan implementando proyectos de muerte, como “Tres Quebradas”, con el siniestro discurso del “progreso” en zonas de compleja aridez como lo son las que hoy transitamos. Si tenemos en cuenta que la extracción de una tonelada de litio requiere la evaporación de alrededor de dos millones de litros de agua, aunque estas cifras varían dependiendo las características de cada salar y los diferentes grados de concentración del mineral que en él se encuentren, se hace clara evidencia de que “la minería del litio en salares, es una minería del agua” (Gallardo, 2011).

¿Y el agua?

Abel: el agua, mire, hay años que nos falta y hay años… Este año estuvo muy lindo, no nos faltó casi el agua. Ha sido muy exitoso lo del agua. Siempre vivíamos regando 10 a 15 días y eso para nosotros es un bien porque el agua es la base para finca. Si no tenemos agua se nos seca, no crecen las plantas, no podemos cosechar. El agua es fundamental. Y, bueno, este año como le digo, ha sido un éxito el tema del agua, pero hay años… Por ejemplo, agosto, septiembre, octubre son los meses más pésimos para el agua.

Elena: el agua es todo. El agua es vida porque sin el agua no podemos vivir, no podemos sembrar. La necesitamos para todo, para higienizarnos. El agua es salud. Es todo para nosotros. Así que eso es lo más importante que nosotros queremos defender, que un día que se contamina el agua o se termina el agua sería la tristeza más grande para nosotros.

Hoy, en este día de concientización, que el agua se vuelva grito tenaz para lxs que no quieren oír y que se derrame en la tierra de quienes la trabajan sembrando día a día la vida.